Tuerto Rey - Poesía y alrededores

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CĂ©sar Cantoni
/ “MĂșsica continua. AntologĂ­a personal”

PARA SABERLO

Para saberlo, heme aquí,
poeta de corto aliento,
inexplicablemente vivo todavía,
sentado como siempre a mi mesa de trabajo,
escribiendo poemas que no serán leídos,
mientras mi perro lidia con mis zapatillas,
un caluroso día de enero de un siglo que comienza,
en el país de los golpes militares,
en un planeta devastado por la estupidez del hombre,
en la desolación atroz de la Vía Láctea.


AYER VINO MI MADRE

Ayer vino mi madre muerta a visitarme.
Vino vestida de entrecasa, con su gastado delantal a cuadros,
que colgaba de un gancho en la cocina.
No preguntó por nada ni por nadie. Simplemente,
quería saber si todo se encontraba en orden:  
las camas tendidas, los cuartos ventilados,
las plantas podadas y con agua...
De paso, me recordó que la felicidad no dura,
que el amor es triste y duele demasiado
y que, al final, sólo queda arreglárselas como se puede.
También me dijo que no comiera dulces
y, sobre todo, que me cuidara del invierno,
que, en invierno, el viento suele ser traicionero en las esquinas.
Después, cuando la tarde agonizaba,
salió a la calle, saludó a los vecinos como de costumbre
y se fue con su escolta de ángeles indulgentes.
Sí, ayer vino mi madre muerta a visitarme.

 

CRÓNICA DE NOCHEBUENA

Un Papá Noel sonríe al que lo mira
desde el escaparate reluciente
de una casa de regalos.
Con espíritu celebrante,
la gente se agolpa por la calle, 
cargada de paquetes.
Sólo los perros, que duermen
plácidamente en la vereda,
permanecen ajenos al rito navideño.
La noche va cayendo ahora
y el cielo se puebla de bíblicas señales.
Entre el culto pagano y la fe cristiana,
los chicos descalzos que mendigan
siguen demandando un redentor.


EN LA PLAYA DE ESTACIONAMIENTO

Iba a arrancar el auto aquella tarde
cuando una mariposa,
que apareció de la nada,
se puso a danzar sobre el parabrisas.
“Es el espíritu encarnado de Chuang Tzu
que prenuncia el estío”,
exclamó mi acompañante.
Y yo le creí,
porque basta amar la poesía
para ser sorprendido por algún milagro.

 

EN CADA PUERTA QUE TOCAN

Domingo a la mañana. Los pastores
recorren las calles de la villa vecina,
llevando la salvación a domicilio.
En cada puerta que tocan, dejan
publicaciones con la geografía del cielo
y fórmulas para orar y alivianar las culpas,
mientras los perros ponen a prueba su espíritu apostólico.
Ellos son la voz ambulante de las Escrituras
en este suburbio del planeta
donde la pobreza es una penitencia diaria.
Sólo un poco más tarde, convencidos de haber servido a Dios,
se alejan entre anuncios de alguna catástrofe inminente
y ladridos que no favorecen su regreso.


¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD?

¿Dónde está la verdad?, le pregunté a mi madre.
Y mi madre me dijo que no sabía.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al filósofo.
Y el filósofo adujo que sólo cobijaba dudas.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al científico.
Y el científico apenas esbozó una hipótesis.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al artista.
Y el artista puso el acento en la belleza.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al político.
Y el político tuvo palabras engañosas.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al gendarme.
Y el gendarme empezó a disparar su arma.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al obispo.
Y el obispo me amenazó con el infierno.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté a los dioses.
Y los dioses permanecieron mudos.

 

MI PERRO ME HABLA

Mi perro me habla y yo lo escucho.
Es ordinario y callejero,
como los perros de Diógenes.
De ahí, tal vez, proceda su sabiduría.
No fue a la escuela,
no tuvo guías que lo guiaran
ni consejeros que lo aconsejaran.
Ergo, puede pensar libremente
(éste es su mérito más grande)
y, además, con alegría
(algo poco habitual en el que piensa).
En su filosofía, no cabe el platonismo;
tampoco hay margen para ídolos
ni mitos traídos de los pelos.
Como no recibió bendiciones,
nadie lo tiene en cuenta en el debate:
“No es más que un perro indigno”, aseguran,
y le arrojan un hueso con desprecio.
Sí, mi perro me habla y yo lo escucho.
A veces, yo también le hablo a mi perro,
pero, ¿qué puedo explicarle?
Él ve claramente el horizonte
donde mis ojos sólo ven la bruma
del discurrir civilizado.


PIENSO EN UN POETA MUERTO

Pienso en un poeta muerto a los 25 años,
mientras leo un poema suyo en una revista
que tiene un nombre extravagante.
Probablemente, el poema
no logre sobrevivirlo mucho tiempo,
pero hoy es lo que respira todavía por él,
el único hueso que asoma de su tumba.
 

LLUEVE EN CACHEMIRA

“Llueve en Cachemira”,
dice el reporte de la televisión,
mientras despliega escenas
de pueblos inundados.

Hace tres días que llueve
y no hay indicios de que la lluvia
vaya a amainar o a detenerse
de manera inmediata.

Pero aunque no fuera cierto
y nunca hubiera llovido en Cachemira
en todos los días de su larga historia,
igual seguiría lloviendo en este poema.

Así de real es la poesía.

 

PERSPECTIVA

La Tierra es un planeta oscuro,
un lugar donde caben el hambre, el dolor,
la crueldad, el espanto, la muerte...
En todas partes hay barro,
basura acumulada, podredumbre...
Sin embargo, si pudiéramos mirarla desde el espacio
veríamos que brilla como cualquier estrella.


PERCEPCIÓN DE VIEJO

El tiempo –diría un poeta
de vena metafórica–
es como un tren que no se detiene
en ninguna estación:

corre tan velozmente
que, apenas abrimos la ventanilla
para ver el paisaje,
ya estamos arribando a destino.

LIBRO DE POESÍA

Leo el primer poema
y no hallo una muchacha
dispuesta a seducirme.

Leo el segundo poema
y no hallo un taxi que me lleve
hasta el Paseo del Bosque.

Leo el tercer poema
y no hallo una pistola    
para apuntarle al autor a la cabeza.

De manera que cierro el libro
y me pongo a mirar por la ventana:
afuera, la poesía de la calle
escribe su espléndida página diurna.

 

CĂ©sar Cantoni

CĂ©sar Cantoni

César Cantoni, La Plata, Buenos Aires, Argentina, 1951
Poemas de “Música continua. Antología personal”, Proyecto Hybris Ediciones, 2023.
Aquí en el sitio, más poemas de César Cantoni. Y también su biografía.