María Malusardi
/ Poemas de “el descenso de Jaqueline du pré y otros poemas”

no puedo quejarme de los huesos: la música se ha enfermado en mí
he roto la cuerda un arco de confusión y de olvido miles de manos
entre sábanas riéndose intentaron elevarme sostenerme en la gloria me
he dormido sobre la escena no hubo tiempo para el desarraigo estoy
aquí: los dedos tiemblan cuando amanecen sobre la madera intacta del
silencio

(De el descenso de Jaqueline du pré)
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en la niebla no nos perdíamos estábamos simplemente dispuestos al roce
de la montaña desesperada la ropa en la caída
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hago casitas con la niebla me extravío deshojo bosques te amo mientras pierdo

( De variaciones en la niebla)
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he tejido con su lana mi muerte con mi muerte su infancia con su
infancia mi aislamiento

(De la oveja excluida)
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cómo permanecer en la caída sin un piano de Mozart que la vuelva
introspección por encima del ladrido atroz de los paisajes

(De artista del trapecio)
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encuentro el otro lado de mí en el barco hundido en el fondo irregular
de mi cabeza donde la arena envuelve mi cuerpo como una sábana
herida
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son mis huérfanos los que ocultan el mar en mi cabeza es el poema que
me encierra y me entristece detrás de un vidrio oscuro
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ese otro lado de la poesía roza cuando algo en mí se desafina (cuando
cortan alguna cuerda los laúdes) detrás de un vidrio oscuro

(De detrás de un vidrio oscuro)
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antes de que naciera le contaba cuentos escabrosos para que supiera
con qué vidrios se enfrentaría fuera de su jardín azul
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no soy la que escribe este poema soy la que amasa vidrios en la cara
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cuando el dolor acecha por arriba por abajo por cada costado la salida
es hacia adentro (un salto hacia adentro dijo el poeta) donde la implosión
descanse
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hay que arar en la escritura del dolor si se pierde lo que nunca
se ha tenido

(De blue)
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