Ryokan
/ Poemas

Ryokan /dos poemas

De noche, en la profundidad de las montañas,
me siento a meditar.
Los asuntos de los hombres no llegan hasta aquí:
todas las cosas están quietas y vacías
todo el incienso se lo tragó la noche interminable.
Mi túnica se ha convertido en un vestido de rocío.
Insomne, camino hacia el bosque...
De repente, sobre el pico más alto, aparece la luna.

….

En mi huerto
cultivaba trébol morado,
hierba de suzuki,
violetas, dientes de león,
floridos árboles de seda,
plátanos, ipomeas,
eupatorios, ásteres,
lirios y azucenas.
Mañana y noche
los cuidaba todos,
regándolos, nutriéndolos,
protegiéndolos del sol.
Todos decían que mis plantas
estaban espléndidas.
Más el veinticinco de mayo,
a la hora del ocaso,
un viento violento rugió
enfurecido
desgajando y derribando mis plantas.
Vino el aguacero
y azotó mis flores y mis matas
contra el suelo.
¡Qué dolor!
Pero es obra del viento
y debo aceptarlo...
Las plantas y flores
que rodeaban mi choza
ahora abandono
a la voluntad del viento.