Tuerto Rey - Poesía y alrededores

navegantes necesarios /
otras coordenadas

Georg Trakl
/ Un extraño en la tierra

 


George Trakl nació el 3 de febrero de 1887 en la ciudad de Salzburgo, Austria. Murió en noviembre de 1914 en Cracovia, a los 27 años de edad. Su excesiva sensibilidad y su historia no le facilitaron una vida apacible.
La influencia de su institutriz católica, María Boring, que a muy temprana edad lo familiarizó con los autores que marcarían su obra, además de enseñarle el francés; la íntima relación que establece desde pequeño con su hermana cuatro años menor, Margarethe o Grete, con la que comparte su afición por el arte, la música y la literatura; el carácter de un padre mayor, tolerante y liberal en la educación y una madre distante y retraída, cuya frialdad repercutiría en el carácter de Trakl, fueron algunos aspectos de la vida que definieron su personalidad.

Su temprana adicción por las drogas y el alcohol; el fracaso escolar; la dificultad para adaptarse al trabajo profesional; su tendencia a aislarse y pasear en los atardeceres hasta el amanecer en los bosques, parques y jardines de la ciudad, moldearon en él un explosivo sentimiento de soledad.

Salzburgo, Viena e Innsbruck fueron sus ámbitos de pertenencia. Entre estas ciudades, donde la abundancia del paisaje y el contraste entre naturaleza y progreso se observan con nitidez, Trakl logró una de las obras más contundentes y desamparantes de la poesía contemporánea.

En vida publicó los libros Poesías y Sebastián en Sueño, además de piezas teatrales, notas y poemas en diarios y revistas. Su obra póstuma se completa con Colección de 1909, Poesía de 1909-1912, Poesía de 1912-1914, fragmentos, dramas, aforismos, cartas y dobles versiones de algunos de sus poemas.

Datos de su vida

Aún a pesar de su vasta y precoz instrucción, Trakl jamás pudo acomodarse a una enseñanza sistemática.
En 1905 abandonó el Liceo Humanístico de Salzburgo. Cursa luego Farmacia, única profesión que se podía estudiar con el bachiller elemental. Paralelamente al aprendizaje de esa carrera, crea en 1906 dos grupos literarios: Apolo y Minerva. Cultivan en ellos la concepción del poeta maldito y dionisíaco. En realidad, y a raíz de su admiración por Gustav Streicher e Ibsen, las primeras obras de Trakl son piezas teatrales que pasaron con mayor pena que gloria, lo que agudizó su sensación de insatisfacción, hundiéndolo en períodos de tristeza.

Radicado ya en Viena, diarios de la época como el Neues Wiener Journal, el Volksblatt, el Ton und Wort y la revista Merkur, publican varios de sus poemas. Cuando regresa a Salzburgo su padre ha muerto, su hermana Grete está en Berlín, sus otros hermanos se han ido. La madre está a cargo del negocio familiar y en Trakl comienzan los fuertes estados depresivos. En este tiempo se relaciona con Karl Hauer y Karl Kraus, miembros del grupo PAN y de la revista Die Fackel (“La Antorcha”).

En 1912, en Innsbruck, conoce a Ludwig von Ficker, director de la revista Der Brenner (“La Luminaria”), su “morada y refugio en un círculo de noble humanidad”. En 1913, el editor Kurt Wolff publica el primer libro de Trakl: Poesías. Este hecho lo reanima, pero la enfermedad de su hermana y la decisión de su madre de cerrar el negocio lo quiebran y privan del respaldo esencial. A principios de 1914 habla de la muerte y el suicidio. Logra corregir su último libro, Sebastián en Sueño.

En Innsbruck se enrola como teniente sanitario en las tropas austro-húngaras: el 28 de junio se produce el atentado de Sarajevo, detonante de la Primera Guerra Mundial. Cuando el ejército es abatido por los rusos, en Grodek, su cuerpo entra en servicio. Allí ve el dolor inconsolable de los moribundos y escucha los alaridos de los heridos graves, mira personas colgadas en los árboles y contempla el suicidio de uno de los enfermos que se vuela el cráneo en su presencia. Allí convive con “toda la miseria de la humanidad”. Intenta suicidarse pero sus compañeros lo impiden. Es internado en el Departamento psiquiátrico de la Guarnición número 15 de Cracovia. Von Ficker, al visitarlo, lleva consigo Queja y Grodek, dos de sus últimos poemas. El 3 de noviembre, Georg Trakl muere por sobredosis de cocaína. Luego, con fecha de edición 1914, Kurt Wolff publica Sebastián en Sueño. En 1917, tres años después de la muerte de su hermano, Grete Trakl se suicida.

Trazos de su obra

Sueño y Entenebrecimiento, prosa poética que finaliza en 1914 y última parte de su libro Sebastián en Sueño, es uno de los textos que con mayor precisión reflejan la historia de Trakl. En esta pieza, en la que prevalecen lo deshabitado y lo lúgubre, el poeta se despoja y deja un relato en el cual se traslucen señales referidas a su propia historia: el padre que envejece, el “petrificado” rostro de la madre, el “ángel dulce” y blanco, la “inefable” culpa, la estirpe maldita, la hermana que inacabadamente, y lunar, surge, como un daimon. Estas señas, que aparecen a lo largo de su obra y se reiteran en palabras, frases y símbolos, crean una atmósfera propia cuya fuerza funda su original y expresiva poética.

Esas constantes se observan en aspectos del paisaje como la sombra, el bosque, la tormenta, el atardecer, las frescas flores, el estanque. Estados de ánimo que recalan en una habitación abandonada, la muerte, el espíritu del mal, la melancolía, la culpa, la dulzura de la infancia, lo azul, el abandono, el que no tiene hogar. Animales fugaces: los murciélagos, las ratas, el venado, los ciervos, los pájaros. Seres, cosas y personajes míticos: un daimon, la hermana, Saturno, los faunos, las ninfas, Lucifer, el infierno, el monje, el pálido sacerdote, el ángel, lo oscuro, el nieto, la estirpe, Dios, la cruz.

Desde el principio hasta el final de su obra, desde Los Cuervos hasta Grodek, se advierte también en Trakl la necesidad de armonizar con la luz, luz que se apagará en su boca sin alcanzar la claridad: surge así una búsqueda infructuosa de redención que generalmente termina en “un mísero destino que Saturno guía”.
Este estado hace que la ausencia y la soledad adquieran en su poética una solidez que se manifiesta crudamente: “Alguien ha abandonado este cielo negro”, “De noche se quedaba solo con su estrella”, “Alguien te abandonó en el cruce y tú miras largamente hacia atrás”, “¿Cómo era entonces, / antes de que yo entrara en noche y desamparo?”. Frente a semejante orfandad se sabe un pordiosero, caminante sin destino en un mundo que se fue vaciando, reduciendo; mundo en el cual incluso “la máscara se hiela” ante la amargura. En Elis escribe: “Siempre suena/ contra los negros muros el viento solitario de Dios”. En Canción de Kaspar Hauser dice: “Argéntea se abatió la cabeza del nunca nacido”. Al solitario cuyas sienes reflejan “ángeles caídos”, se opone sin embargo siempre la energía creadora de la poesía, aún cuando él mismo haya asegurado: “Tampoco con poesías puede uno comunicarse. No es posible comunicarse en manera alguna. Todo ello es un lenguaje exterior”.

Con ímpetu similar, la figura de su hermana Grete ocupa un espacio central, casi único en su obra: ella es el sueño del mal y el estremecimiento, la boca que susurra en ramas negras y el reencuentro espiritual, la culpa y la calma. Aparece en el paisaje (“En el jardín la hermana habla amable con fantasmas”), en lo cotidiano (“En la sala cercana suena de manos de la hermana una sonata de Shubert”), en el dolor, (“¿A quién lloras tú bajo crepusculares árboles?/ La hermana, amor oscuro/ de una estirpe salvaje/ a quien raudo huye el día en sus ruedas de oro”), en la paz (“En el jardín de la hermana quieto y callado;/ un ángel ha vuelto”) y aún en sus últimos poemas, Queja y Grodek, la hermana de tempestuosa tristeza es la sombra que oscila por la arboleda.
La correspondencia de Trakl no sólo facilita un acercamiento a su poesía y a sus emociones, también permite acceder al itinerario de su breve vida.
La dirección que allí figura de Viena: Viena VII, Stiftgasse 27, puerta 25, existe, quienes habitan el lugar, simples huéspedes ocasionales, conocen a Trakl y lo recuerdan.
En Salzburgo, junto a la Plaza de Mozart, en el centro de la ciudad vieja, bajo la Fortaleza, a pocos pasos del Salzach -el río azul- en el número 2 de Waagplatz, la Georg Trakl-Forschung und Gedenkstätte conserva la casa de la infancia.
Fragmentos de sus obras, fotos familiares, un ejemplar del Madame Bovary que le pertenecía, números de la revista Der Brenner con poemas suyos, el revólver que se encontró junto al cuerpo de la hermana luego del suicidio, un busto de Trakl realizado por Josef Humplik, son algunos de los datos cotidianos y simples, que se alojan en los austeros cuartos de la casa que mira al río.

El manuscrito de Helián, su poema más querido, y una película sobre su vida que amorosamente se pasa cada día, son los recordatorios más contundentes de quien alguna vez le escribiera a su amigo Ludwig von Ficker: “Demasiado poco amor, demasiada poca justicia y piedad y siempre demasiado poco amor; demasiada dureza, orgullo y todo tipo de criminalidad, eso soy yo… Anhelo el día en que el alma no podrá ni querrá vivir en este desalmado cuerpo apestado por la melancolía, en que abandonará esta figura ridícula de heces y podredumbre, que sólo es un reflejo demasiado exacto de un siglo sin Dios y maldito”.

Es en Mühlau, Innsbruck, donde los restos de Trakl descansan a partir de 1925. En Canción de Noche, escribió: “Mátame dolor. Quema la herida.../ Este martirio es una cosa vana. Mira cómo florece en mi herida/ en la noche una estrella…/Todo está consumado. Muerte, sé humana”.
Quizá sí, la muerte, haya sido al fin algo humano en la vida del poeta.

Klage

Schlaf und tod, die düstern Adler
Umrauschen nachtlang dieses Haupt:
des Menschen goldnes Bildnis
Verschlänge die eisige Woge
Der Ewigkeit. An schaurigen Riffen
Zerschellt der purpurne Leib
Und es klagt die dunkle Stimme
Über dem Meer.
Schwestern sTürmischer Schwermut
Siech ein ängstlicher kahn versinkt
Unter Sternen,
dem schweigenden Anlitz der Nacht.

Queja

Sueño y Muerte, las lúgubres águilas
baten toda la noche su rumor en torno a esta cabeza:
a la imagen áurea del hombre
devoraría la onda helada
de la eternidad. En arrecifes tenebrosos
se destroza el cuerpo purpúreo
y la oscura voz se queja
sobre el mar.
Hermana de tempestuosa tristeza,
mira: una barca angustiosa se hunde
bajo las estrellas,
bajo la faz silenciosa de la noche.

(Traducción José Luis Reina Palazón)

Grodek

Am Abend tönen die herbstlichen Wälder
Von tödllichen Waffen, die goldnen Ebenen
Und blauen Seen, darüber die Sonne
Düstrer hinrollt; umfängt die Nacht
Sterbende krieger, die wilde klage
Ihrer zerbrochenen Münder.
Doch stille sammelt im Weidengrund
Rotes Gewölk, darin ein zürnender Gott wohnt
Das vergoBne Blut sich, mondne kühle;
Alle StraBen münden in schwarze Verwesung.
Unter goldnem Gezweig der Nacht und Sternen
Es schwankt der Schwester Schatten durch den schweigenden Hain,
Zu grüBen die Geister der Helden, die blutenden Häupter;
Und leise tönen im Rohr die dunklen Flöten des Herbstes.
O stolzere Trauer! ihr ehernen Altäre
Die heiBe Flamme des Geistes nährt heute ein gewaltiger Schmerz,
Die ungebornen Enkel.

Grodek

En la tarde resuenan los bosques otoñales
de armas mortales, las áureas llanuras
y lagos azules, sobre ellos el sol
rueda más lóbrego; abraza la noche
murientes guerreros; la queja salvaje
de sus bocas destrozadas.
Pero silente se reúne en los prados del valle
roja nube, allí habita un Dios airado
la sangre derramada, frescura lunar;
todos los caminos desembocan en negra putrefacción.
Bajo el áureo ramaje de la noche y las estrellas
oscila la sombra de la hermana por la arboleda silenciosa
al saludar los fantasmas de los héroes, las cabezas sangrantes;
y suenan suave en el cañar las oscuras flautas del otoño.
¡Oh duelo tan orgulloso! Oh altares de bronce,
a la ardiente llama del espíritu nutre hoy un inmenso dolor,
los nietos no nacidos.

 

(Traducción José Luis Reina Palazón)

Georg Trakl

Georg Trakl

Este texto pudo ser posible gracias a la paciencia de mi hijo  Mateo y su padre, Zsolt, junto a quienes fuimos buscando en su momento los lugares por los que había pasado el querido poeta de lengua alemana. Escrito en Viena, en casa de Zombori Csilla. Sandra, 2009.

Foto de Sandra Cornejo. Puerta de entrada al edificio donde se encuentra la Casa-Museo de Trakl en Salzburgo, Austria.