Tuerto Rey - Poesía y alrededores

en el archipiélago /
textos de aquí

Guillermo Pilía
/ Tres poemas inéditos

Entre la libertad y el pan
 

Si nos hubiesen dado a elegir, en esos años,
entre la libertad y el pan, hubiéramos
elegido sin dudas la libertad. —Después
el tiempo y las palabras volvieron a nublarse:
quien no había edificado su casa
sobre roca, ya nunca más tendría un albergue;
quien no había ganado en la cárcel un amigo,
ya no encontraría en ningún lado la amistad—.
Siempre entre la libertad y el pan, la libertad:
cuando las palabras todavía se agitaban
limpias como banderas; cuando aún
eran suficientes para elevar la existencia
de todos los que más tarde veríamos
rogando por el pan...  A veces pienso
que nadie nos permitió elegir. Pero nosotros
hubiéramos querido, sin dudas, libertad.

Con esa sola voz como una insignia
hubiésemos buscado el alimento.


La granada
 

Mientras jugaba en el parque, un chico
desenterró una granada. Era un viejo artefacto
olvidado allí desde los años de la peste.
Libre de la espoleta, cumplió con fidelidad
su destino destructivo, aunque los años habían mitigado
con creces su poder. El chico fue hospitalizado
con el vientre abierto, y tras mucho trabajo los médicos
consiguieron retornarle los intestinos a su lugar,
limpios de tierra y esquirlas. Esa noche,
en algunas mesas, se habló de lo que había sucedido.
Alguien hizo mención a subversivos
que dejaban bombas en las plazas. Se recordaron
historias de militares momificados en cal viva,
de cinco suboficiales colgados como reses
en un camión frigorífico. En otras mesas, en cambio,
se habló de guerra sucia, de campos de tortura, de fusilamientos
sumarios, de muertos sin nombre que arribaban
a las playas en fúnebres navíos. Lo cierto
es que ahora nada puede ser ya igual.
El olvido es algo tan delgado
como la pared abdominal de un niño. Y esa pequeña cosa,
ese casi juguete con nombre de fruta soleada
y ciudad andaluza, ha desparramado en su estallido
las entrañas de la ciudad.


El homónimo
 

Me han contado esta historia de los años de plomo:
un tal Lázaro Rojas, estudiante de leyes,
como un héroe trágico iba esquivando un destino
que tomaba forma de comando militar.
Huía por los pueblos, cuando leyó una tarde
del crimen de Lázaro Rojas, un carpintero
acribillado en un sucio barrio de La Plata.
Ya nadie lo persiguió a partir del sacrificio
de ese homónimo inocente, y su madre inclusive
lo creyó realmente muerto.
                                                          Nunca nadie supo
qué hizo Lázaro Rojas después que el carpintero
le arrebatara su nombre y su suerte. ¿Viajó
hasta ese suburbio de La Plata siempre hundido
en la tristeza de una siesta eterna de sábado?
¿Se instaló quizá en la ruina del taller del muerto
y ocupó haciendo muebles su segunda existencia?
¿O la usó para buscar algún nombre cualquiera
con el que la muerte lo apuntara en su listado?
¿Vive? ¿Salió del mundo como anónimo, o pudo
acaso morir por fin la muerte de algún otro?

 

Guillermo Pilía

Guillermo Pilía

Guillermo Pilía nació en La Plata en 1958. Es egresado en Letras de la Universidad Nacional de La Plata. Dirige la Cátedra Libre de Cultura Andaluza. Sus trabajos literarios (poesía, narrativa y ensayo) obtuvieron premios nacionales y también en España, Francia, EE.UU. y Ecuador. Publicó: Arsénico (Nuevas Voces, Buenos Aires, 1979), Enésimo Triunfo (Extramuros, San Fernando, 1980), Río Nuestro (Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, 1988), Río Nuestro / Cazadores Nocturnos (Fundación Museos Argentinos, La Plata, 1990), Huesos de la Memoria (Círculo de Poesía, La Plata,1996), Viento de lobos (Sudestada, La Plata, 2000), Visitación a las islas (Sudestada, La Plata, 2000), Caballo de Guernica (Al Margen, La Plata, 2001), Ópera flamenca (Hespérides, La Plata, 2003) Herido por el agua (Vinciguerra, Buenos Aires, 2005), La pierna de Rimbaud (Cuadrícula, La Plata, 2011) y Ojalá el tiempo tan sólo fuera lo que se ama (Casa de Papel, Buenos Aires, 2011).