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Guillermo Bianchi
/ Poemas de "La luz de los vencidos"

Orfandad

 

hace noches que arrastro este cadáver
hemos bebido juntos del furor y la bruma
hemos acariciado la muerte a contrapelo
aliviado el dolor en madrigueras
donde la realidad pasa de largo
un ala negra sobre el cielo puro
batiendo contra el pecho
su avidez de relámpago


casa por casa fuimos
a derramar la hiel de nuestra angustia
hemos visto la calle sin ventanas
donde van a besarse los suicidas
antes de transformarse en certidumbre
hemos amanecido con un tiro en la frente
y un puñal escondido en la garganta


hace noches que intento abandonarlo
envolverlo en mi abrigo
y acostarlo en su espanto
como quien deja a un niño
a los pies de una iglesia.
 


Densidad de la luz

 

salgamos a la puerta
se deben haber ido los fantasmas
hay una brisa que lo explica todo
la dualidad
el fin de los temores


derrama el sol una mirada tibia
sobre la mansedumbre del paisaje
harto de su belleza
el cielo inventa pájaros que le arañan el rostro
todo busca su alquimia de luz precipitada


se deben haber ido los fantasmas
salgamos a la puerta
lentamente el cortejo de la noche
se hunde por el peso
de su propia armadura.


¿Qué poesía?


¿la atravesada por el humo?
¿la herida de arma blanca?
¿la que sale de noche a emborracharse
en manos del feroz tristán tzará?
¿ la que reparte panes y solloza?
¿la que agita las alas del albatros
que baudelaire dejó sobre cubierta?
¿la que golpea la mesa del burgués?
¿la que muerde el exilio
con los ojos de buey llenos de cólera?
¿la que anida en el árbol de alejandra?
¿la que pasta en la huerta de efraín?
¿la que amanece espalda con espalda?
¿la que no dice nada
la que no calla nunca?
¿qué poesía?

 

Conclusiones

 

este amor que no empuño ni reclamo
este deseo que resguardo en vos
como una medallita de la suerte
este amor de sonámbulos y espías
de aliento contenido
de sangre en movimiento
una sombra pegada a la pared
trepando por la furia del espejo
amor que no es abrigo
ni sábana
ni oxígeno
sino una cuerda
que intenté sujetar
para no ahogarme
y repentinamente
se enredó en mi garganta.

 

Guillermo Bianchi

Guillermo Bianchi

Nació en la ciudad de Buenos Aires el 13 de Mayo de 1970.
Fue finalista en el Premio Internacional de Poesía Videncia 2003 (Cuba), I Concurso Literario Revista Axolotl, I Concurso Ediciones Ruinas Circulares, Certamen Internacional de Poesía Patagonia Sur del Mundo y en el Concurso Internacional de Poesía Olga Orozco, con un jurado integrado por Juan Gelman, Jorge Boccanera, Antonio Gamoneda y Gonzalo Rojas.
Asimismo, resultó ganador del I Certamen Internacional Orillera 2009 con un jurado compuesto por Juan José Panno y Washington Cucurto y del I Concurso Nacional de Poesía Inédita Azahar de Plata organizado por la SADE y la Societá Dante Alighieri de la Provincia de Tucumán.
Publicó el libro de poesías “La luz de los vencidos” (Enigma Editores, 2012).

"La luz de los vencidos transita una poética de un fino clasicismo que explora lenguajes coloquiales en tono de confidencia “con los dedos fríos de tocar los aviones/ el corazón cansado de remolcar tu sombra.”, por momentos rozando un tango “no me debe tu muerte más que un trago” y también transitando caminos alternativos de ruptura y experimentación.

En la cosmovisión de Guillermo Bianchi, los vencidos emanan cierta clase de luz que genera contrastes  y paradojas “hay un cordero que le clava los colmillos al lobo”, “un ala negra sobre el cielo puro”. Si hay vencidos debe haber vencedores. El poemario todo es una cuerda exigida por ambos extremos, un gran oxímoron plasmado en versos como “todas las realidades me parecen ficticias/ todas las utopías me resultan posibles.”  Laura Yasan  (fragmento del prólogo del libro).