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Ana MarÃa RodrÃguez Francia
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Versos últimos
debajo de la tierra,
escuchando las voces de los muertos
que intentan llegar a las astillas que quedaron de mí
debajo de la tierra
caída desde lo más alto de las frondas
de las estrellas que iluminan por encima de las nubes que parten
debajo de la tierra
como quien disimula
estoy aquí, germinando semillas que nadie puede ver
papiros confiados por una mano que tampoco se ve
pero que rige el rumbo de los gélidos vientos del sur
y del ocaso
el ocaso.
crepúsculos aquellos de las plegarias junto al agua
que no conserva el propio rostro un solo instante
crepúsculos de plegarias ardientes con toda la esperanza
y la contemplación de horas y horas
extraviados mis ojos en follajes mostrando su tornasol de oro
antiguas tardes y su respiración de los ángeles
que prestaban el augurio del sueño y la fascinación
música de violines, como el Canto de Peregrinos de Tanhäuser
y la gente pasando, manos que prolongaban nuestras manos
párpados de niños que nos pertenecían
de mujeres que nos pertenecían
de hombres que nos pertenecían
todos ellos cereales que habían nacido de nuestra libertad
porque una palma sobrehumana nos había signado
con secretas parábolas
visión de constelaciones
inundando un río azul, pájaro blanco, garza inmediata
lagunas y bañados de insectos que amanecían la noche
voces de sinfonía, prodigio inaugurado
por qué entonces nos creíamos inmortales
dueños de toda juventud sin naufragio
cirio de plata y perfume de violetas y heliotropos
jazmines de noviembre que iluminó una frase y su prestigio
ahora, debajo de la tierra
escuchando raíces
amontonando memorias como si fueran sellos
para siempre
ahora la muerte aquí
pensando crepúsculos y ocasos y amaneceres y mediodías
que otros vivirán en nuestro nombre,
porque para eso nacimos
para empuñar el viento y romper la placenta equivocada
para que la vida sea la vida
y no muerte y más muerte.
la nuestra, nuestra muerte,
vida serena debajo de la tierra como surcando un mar
sin horizonte
una altamar
prefigurando gaviotas que son nuestro patético retrato
graznido de sirenas
en el silencio puro de los labios de dios.
y estaremos aquí
para siempre
yo estaré para siempre,
hasta que estos huesos se hayan confundido con la tierra
y ya ni los hermanos muertos, que continúan la búsqueda
de nuestras manos dormidas sin retorno
podrán hallar un solo rastro de lo que un día fuimos sobre el mundo
Ana MarÃa RodrÃguez Francia
Ana María Rodríguez Francia. Doctora en Letras Modernas. Poeta, ensayista y crítica poética. Se desempeña como Investigadora (Área Literatura Argentina), en el Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH), de la Universidad N. de Córdoba.
Ha sido Miembro no residente del Centro de Estudios de Literaturas y Civilizaciones del Río de la Plata (CELCIRP), París, Francia.
Colaboradora en revistas especializadas de Argentina, USA y Europa. Es autora de libros de poemas y ensayos. Pertenece al Staff de “Analecta Literaria”. Ha publicado entre otros Mémoire de Paris – Memoria de París (bilingüe) en “Le caravanserail des poètes”; así como la versión de De la noche, el deseo y los fantasmas(bilingüe español – italiano) en “La farfalla di fuoco”.