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Beatriz Catani
/ Casa que muerde

 

Casa que muerde
 

(Descripción sobre dibujos de Laino)

                 

                 a “Descripción de un estado físico” A. Artaud
                         a  “ Descripción de un cuadro” H. Muller

                           


1.
 

Un esquema de líneas.
Una pequeña plancha-parrilla sostiene la imagen.
TODO ES UNA CASA.
Puntos que sangran.
Una boca que se abre en triángulo
bajo un solo ojo despierto. Otro, sombreado a negro,
pulverizado.
Todo en una cabeza  geométrica.
Un hombre disperso.
Tal vez el mismo que levanta deforme, el brazo,
ante la mujer espiralada.
Hombre y mujer acaban de encontrarse.
Cada instante.
Artificialmente se encuentran,  todo acto anula al anterior.
Todo acto anula al anterior.
Una mujer de andamiaje circular, sin estirpe.
Cruzada línea de piratería o de duelo envuelve un rostro plano.
Sin corazón- con un pecho de rata.
Tal vez el hombre tense un arco a esa cabeza de rata
que sale del pecho de la mujer. Que la mujer le muestra.
La mujer  que expone, enferma, su apariencia.
Toda su apariencia enferma.
Ninguno deja ver su cara. Actitud expectante de ella.
Quizás prometedora de otros encuentros, otras
¿emociones?
La cara de él, tachada.
Tachada  para ella. Tal vez nunca deba reconocerlo.
Tal vez nunca pueda reconocerlo.
Piernas fuertes de él. Distorsión leve.
Piernas de (ser)  guerrero.
En su mano terminan dedos:
¿La habrá asesinado?
Nacen sin pies. Incompletos. Hacia arriba.
Hacia donde las letras, darían indicios.
(¿De qué?: ¿Un cielo?)
El cuello de ella es un vacío y en ese vacío tal vez él
la haya mordido hace un instante.
Tal vez en el próximo instante ella se desmarbile
mordida en su pecho de rata.
 

2.
 

Ahora la mujer cae. El piso de líneas hundidas, cede.
Cede la tierra.
Todo se ahueca. Cae sobre el hombre. El otro hombre.
Alzada de ella misma.
Desde los ojos del otro hombre, una luz cada vez más intensa, la penetra.
Hay un verdor. Resplandor en su talle nuevo.
En su tallo.
Masticada por los insectos. Es.
Movimiento de mandíbulas. Garrapatas de perro. Es. 
Nueva oscuridad. El resplandor se retira.
Su apariencia exterior es  artificio de su  naturaleza.
Es, por tanto, su naturalidad.
Su naturalidad de mujer tallo o mujer pecho de ratón.
Sin lengua.
No hay ahora palabras.
Hay sí, conjunciones nuevas.
El hombre perro mide ahora la puerta de ingreso.
La puerta está ahora cerrada y reforzada por líneas en diagonal.
El ingreso a la casa es cuidado.
Tal vez deba prepararla para un ritual. ¿Una boda?
El hombre y la mujer, tal vez vayan a ingresar a
la casa del casamiento.
O quizás lo hayan hecho en el instante anterior.
Ahora han salido.
Están ya sobre la puerta de ingreso.
Y el hombre perro traba la puerta. Todo nuevo ingreso.  
(La vaguedad. Estos y otros. La vaguedad de los.  MORDIDOS.)
Los MORDIDOS.
El otro hombre bajo la casa del Perro.
Hombre de un ojo y una boca rombo que muestra,
obstinado,
su sexo de parrilla.
Las manos terminan en largas púas que no llegan a dirigirse hacia nada.
Pies truncos.
Tal vez su único objetivo es esta larga preparación para ingresar.
Se abre la puerta.
Y el hombre de la cara triangular y de la cabeza recostada en la teja ingresa.
Casa del perro.
Al lugar que el perro ha preparado
¿para todos? 

 

Beatriz Catani

Beatriz Catani

Beatriz Catani nació en La Plata, Argentina. Es dramaturga y directora, Licenciada en Historia, docente e investigadora. Entre sus obras se destacan, Insomnio (Capítulos alrededor de la noche), Finales, Cuerpos A banderados, Ojos de ciervo rumano, Félix María de 2 a 4, Los 8 de julio y Los muertos (junto con Mariano Pensotti). Por ellas obtuvo numerosos premios y distinciones. Publicó y dirigió en Argentina, Alemania, España y Brasil y sus textos fueron traducidos al inglés, francés, flamenco y alemán, entre otros. Trabajó especialmente con el dramaturgo y director Quico García.
Es Ciudadana Ilustre y directora símbolo de teatro independiente, en especial por el emblemático “La hermandad de la Princesa”. El viento que arrasa, ópera basada en una novela de Selva Almada (con composición de Luis Menacho), es uno de sus últimos estrenos.

Este poema Casa que muerde, es una rareza (también premiado), que Catani se permite en la poesía. Un lujo para Tuerto rey, que se agradece.