Tuerto Rey - Poesía y alrededores

navegantes necesarios /
otras coordenadas

Jean Giono
/ Fragmentos de "El hombre que plantaba árboles"


Me quedé literalmente sin habla y, como tampoco él decía nada, pasamos todo el día en silencio a través de su bosque. En tres sectores, medía once kilómetros de longitud por tres en lo más ancho. Al recordar que todo aquello era fruto de las manos y el alma de una sola persona desprovista de recursos técnicos, se comprendía que los hombres podían ser tan efectivos como Dios en ámbitos distintos del de la destrucción.


***


Para hacerse una idea exacta de lo excepcional del personaje es preciso no olvidar que trabajaba en soledad absoluta: tan absoluta que hacia el final de su vida perdió el hábito de hablar. O tal vez fuese que no lo veía necesario.


***


Aquel guardabosque no era amigo mío porque sí. Se regía por firmes principios. Sabía guardar un secreto. Entregué los huevos que llevaba como presente. Comimos juntos y pasamos varias horas en muda contemplación del paisaje.


***


Las casas nuevas, recién enlucidas, estaban rodeadas de jardines donde crecían verduras y flores en ordenada confusión: calabazas y rosas, puerros y dragones, apios y anémonas. Se había convertido en la clase de pueblo que invita a vivir.
 

Jean Giono

Jean Giono

Jean Giono. Francia, 1895-1970. Considerado uno de los escritores más grandes del siglo XX por autores de la talla de Andre Malraux y Henri Peyre fue además traductor de la gran obra de Melville, Moby Dick y dramaturgo.  Se mantuvo al margen de las corrientes literarias de su época. Algunos de sus libros son Las riquezas verdaderas, El niño que soñaba con el infinito y La soledad de la compasión, entre otros.
Estos fragmentos pertenecen a El hombre que plantaba árboles (El Barquero, 2007).