Tuerto Rey - Poesía y alrededores

navegantes necesarios /
otras coordenadas

Teresa GarbĂ­
/ “Cinco” (Sobre el doncel de Sigüeza), fragmento


I
 

La lluvia duró millones de años. Se ha forjado
la luz de tanta niebla. Han caído interminables
dibujos, una sinfonía de formas. El orden lo ha
impulsado todo. He visto la música de líneas y
cuerpos que, desde siempre, agitan el espacio;
he visto la sombra de las sombras caer decidida
sobre un plano infinito.

El éxtasis es la cima del dolor, la nota que ya
no puede vencerse: el momento puro y ciego
en el que todo es intersección de caminos; ese
sonido que nace de otros, pero que es ya muro
y fin de un tenebroso pasadizo. Nada se rompe,
pero ahí está el final: tu cuerpo, espíritu de los
cuatro elementos que lo conforman.

Se conjuran las estrellas y el espacio que las
contiene, las aguas y el fuego que animan
a la tierra. No existen, sin embargo. Sólo
su sombra permanece, la perspectiva de su
rumor, esa descarnada interpretación que
subyace a la materia. Se pueden destruir los
elementos, pero no su arquitectura, la insomne
peregrinación de geometría, esos huecos con
perfil que desprenden las cosas, las voces y los
pensamientos.

Tú duermes en la cima del oleaje: eres su
encarnación, suma de todos los sueños, el
único sentido.

 

II

 

El agua atravesó túneles, filtró cenizas y
polvo de distinta calidad para posarse en ti,
en las ondas de tu piedra.

El aire se dispersaba, arrastrado por fuerzas
durísimas.

La tierra era una simple brizna. Pasaron
espacios, brillos incandescente, que parecían
amortiguarlo todo.

El fuego anunciaba la vehemencia de una
imagen, armonía de todos los errores que
siembran el espacio de cuerpos.

El agua dijo: hago un murmullo superior
a las palabras, semejante al murmullo de la
vida, igual a un trémolo.

El aire era una fuerza con el mismo ritmo
de la tierra y de los astros. Todo lo empujaba
para dotarle otro orden, una iluminación, una
senda desconocida.

El fuego brotaba en el centro y le transmitía
su ardor.

Teresa GarbĂ­

Teresa GarbĂ­

Teresa Garbí nace en Zaragoza, España. Estudia Filología Románica en esa ciudad. Cursa estudios de Bellas de Artes. En 2013 funda Uno y Cero Ediciones junto a otros autores. Entre sus obras de creación destacan: Grisalla, 1981; Espacios, 1983; Alas, 1987; Cinco, 1988; La sombra y el pozo, 1993; El pájaro solitario anida tras el muro, 1997; El bosque de serbal, 2001; Desde el silencio, nadie, 2007; Leonardo da Vinci: obstinado rigor, 2009; Sakkara, 2015. Ha publicado un ensayo: Mujer y literatura, 1997 y varios libros para aprendizaje de español y lectura de enseñanza media (Una pequeña historia, 2000; La gata Leocadia y La gata Leocadia en la granja, 2002; El regreso, 2005) y dos ediciones de obras clásicas: El caballero de Olmedo, de Lope de Vega, 2004, y Romancero gitano, de García Lorca, 2011.
Vive en Valencia.

Se puede leer el libro completo en: 
http://unoyceroediciones.com/wp-content/uploads/2015/12/CINCO-2015.pdf