Tuerto Rey - Poesía y alrededores

navegantes necesarios /
otras coordenadas

Graciela Aráoz
/ Cementerio y otros poemas

Cementerio
 
 


a mi padre

 

Quedar dentro de los ojos de mi padre,
leerle la cabeza.


Me he quedado ciega sin el lago
de sus ojos.
Quevedo dice que se pueden leer
los ojos de los muertos
.
Toco el azul que cruza la palabra sur
y entonces abro la intuición que me lleve al infinito.


La muerte se lee con el cuerpo
es una lectura física
la muerte.


En aquellos trenes que llevaban
pájaros
y en esa interminable siesta
bajo el duraznero, está mi padre.
Recuerdo que mis ojos cruzaban
desde el río al cielo
la inocencia;
nuestros teros.


Cuando murió papá
las palabras crecieron bajo su tumba
y el cementerio de hizo palabra.
Fue la más potente que pronuncié,
que pronuncio
fue del grito al silencio.


Mi padre está muerto y leo su palabra
en mi palabra,
y veo en los ojos de mi padre.



Padre estás muerto sin tus zorzales
y tus zorzales me cantan y me silban
canciones de amor,
las de tu alegría.


Padre te leo.
                          Padre te escucho.

 

Leyendo a Emily Dickinson




Todo es igual en todos lados
Decía Emily
leo la extranjería de los rostros
que se apegan,
se van apagando.


Las estaciones son las mismas
y sin embargo en otoño,
los colores cobran la dimensión
exacta
en que el color se vuelve palabra.


La mañana revienta en mediodía
y el cielo doblega
la certeza de la noche
cuando desesperadamente una mujer busca
a su amante,
y es entonces cuando la mañana
al romperse sus cápsulas de fuego
revienta en mediodía.


Todo es igual en todos lados
Decía Emily
 
 

Mujer en la ventana

 

Una fotografía de Tina Modotti

Un adiós lento
entre la acción y la rebelión

Joan Baez de fondo
mientras la valija se llevaba
los fracasos y el deseo.

Lloramos.
El aire murmuró el dolor y nos vimos.

Un beso volado desde la puerta
y una mujer en la ventana
mirando irse.

El hombre mira la ventana.

Joan Baez
y nuevamente la cámara
de Tina
registrando
la última cena.

 

Una mujer en el aire




El viento desteje las alianzas
de la sangre
y el aire tiene ese desparpajo
de torcer el viento
para que el hombre y la mujer se pierdan
sin que nadie intuya
que adentro de ese hueco de aire
hay una mujer entera
llevando a cuestas un hombre
entero
que no sabe que existe.

Un instante en el aire
un infinito eterno.

Una mujer en el aire un instante.
Una mujer y un hombre en el aire

un infinito.

Graciela Aráoz

Graciela Aráoz

Graciela Aráoz  nació en Villa Mercedes, San Luis, Argentina. Es poeta, profesora de Literatura y ensayista. Actualmente es la Presidenta de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA) y directora del Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires. Integró el Consejo de Redacción de la mítica revista de poesía Último Reino. Es miembro de la Comisión de Actividades Culturales de la Fundación El Libro. Es la  Coordinadora General del Festival Internacional de Poesía de la Feria Internacional  del Libro de Buenos Aires, Argentina. Diseñó e implementó la campaña de promoción del libro y la lectura “Argentina Crece Leyendo” de la  Comisión Nacional Protectoras de Bibliotecas Populares, (CONABIP). Publicó, entre otros libros, Equipaje de Silencio, Itinerario del fuego y Diabla. Obtuvo en España el Primer Premio Tiflos de Poesía, el Primer Premio de Poesía Vicente Aleixandre y el Segundo Premio Carmen Conde.

Estos poemas pertenecen a su libro El protegido del ciervo (Ediciones Último Reino, 2012).