Carol Hughes
/ Despedida

“Desde una cama extraña, en un lugar extraño; desde la inconsciencia que se apreciaba en el verde transparente de sus ojos, surgió su voz abatida con un pedido que sonó a ruego: “Codwch fi! Codwch fi!”*

Deseé que mis brazos fueran muy fuertes para transportarla de regreso al aquí y al ahora, pero sólo aparecieron sus recuerdos de niña-joven atesorados en su memoria, la amada chacra de Lle Cul*, las tareas y los animales del lugar, los manteles, la loza, la mesa preparada para el té, el agua puesta a hervir, la promesa del té fresco, los panqueques, el queso y el dulce de corintos, los gatos nombrados con enojo, todo expresado en galés, su primera lengua.

Sí, deseé poder levantarla en mis brazos y regresarla a su casa, a su amado hogar; al sillón de madera de apoyabrazos gastados, al pequeño matecito comprado especialmente para viajar a Gales, a la foto que había colocado hace muy poco sobre su mesa, que me muestra adolescente junto a mis tres hermanos y a mis padres, al antiguo reloj de pie, a las cintas con nuestras voces de niños grabadas, al libro de tapas rojas con escritos de hermosa caligrafía que heredó de su madre, a su loza tan bella y cuidada, a su cama que la cobijó durante cada vez más horas en este último tiempo, al patio donde duermen su sueño de invierno el ciruelo, los corintos, el duraznero, el manzano…

Deseé ayudarla a despedirse de las personas que nombraba y que ya partieron hace tantos años: Azariah, Catherine, Mair, Ceri…Hacerle sentir que estaba protegida a pesar de que el dada que juntaba huevos frescos en la chacra ya no estaba; que la mam a quien llamaba con necesidad de niña, con la voz quebrada que entristeció mi alma, ya no podía acudir.

Quise escuchar otros nombres: Aira, Elgar, Ronald, Eduardo, Carol…los nombres de sus bisnietos para quienes fue una nain* viejita tan presente, los nombres del ahora… ¿y por qué no Paché* y Karen? Quise que me hiciera sentir que estaba entre nosotros.

Pero no pudo ser…

Y mi egoísmo de nieta privilegiada de casi medio siglo de edad, cedió el paso a su cansancio y me preparé para acompañarla en su partida.

Acaricié su rostro, le susurré al oído que la quería tanto, dejé caer libremente mis lágrimas.
Y esperé con dolor a ese último latido que se llevó, en un segundo, los 94 años de vida de mi querida nain Alwen. Fui testigo de algo tan grande y definitivo.

Y me quedé en silencio… sin dejar de mirar su rostro a través de mis lágrimas".

(A mi querida nain Alwen Guilford de Roberts, fallecida en Esquel el 25 de junio de 2011, Carol).

*¡Levánteme! ¡Levánteme!
Nain: abuela
Lle Cul: La Angostura, zona de chacras cerca de Gaiman
Paché: Apodo de mi abuelo que murió hace 13 años