Tuerto Rey - Poesía y alrededores

poesía, magia y alrededores /
de la literatura universal

Marina Tsvietaieva
/ Si hubiéramos estado los tres

Tsvietaieva-Pasternak-Rilke
Si hubiéramos estado los tres

 

 

Bellevue, 1º de enero de 1927

 

            Boris, Rainer murió el 30 de diciembre y no el 31. Un error más de la vida. La última venganza de la vida contra el poeta.
Boris, nunca iremos a ver a Rilke. Ese lugar no existe más.
             Boris, ahora los pasaportes están costando menos para ustedes (lo leí ayer). Y hoy por la noche (la noche de  año nuevo) soñé un barco de vapor en el océano (yo iba en él) y un tren. Significa que vendrás a verme y juntos iremos a Londres. Construye tus planes sobre Londres, construye Londres, hace mucho tiempo que creo en esa ciudad. Pájaros en el tejado, ventisca en el río Moscova, ¿recuerdas?
             Nunca te he invitado, es tiempo de hacerlo. Estaremos solos en la inmensa Londres. Tu ciudad y la mía. Iremos a ver a los animales. Iremos a la Tower (ahora cuartel). Delante de la Tower hay un abrupto pequeño jardín, desierto –sólo un gato que está debajo de una banca-. Ahí nos sentaremos. Y en la plaza entrenarán los soldados.
             Sabes, Boris, si hubiéramos estado los tres en la vida, no habría resultado nada. Yo me conozco: no habría podido dejar de besar su mano, no habría podido dejar de besar ambas manos suyas –incluso delante de ti-, casi incluso delante de mí. Yo habría hecho lo imposible,  me habría desgarrado en dos, en cuatro. Boris, porque aún estamos en este mundo. ¡Boris! ¡Boris! ¡Cómo conozco el otro! Por los sueños, por el aire de los sueños, por su disgregación, por la esencialidad de los sueños. ¡Cómo no conozco éste, cuán poco lo amo y cuán ofendida he sido en él! Aquel mundo, entiéndeme: es luz, iluminación, entes iluminados de diferente manera por tu luz, por mi luz.
             En el otro mundo –mientras exista esta expresión, existirá también el pueblo. Pero ahora no quiero hablar de pueblo-.
             De él. Su último libro fue en francés. Vergers.
             Estaba cansado de su idioma natal.
             Estaba cansado de su omnipotencia, tenía ganas de un nuevo aprendizaje, quería domesticar el idioma más desagradecido que hay para el poeta, el francés (poésie)- y lo logró, una vez más lo logró, pero se cansó inmediatamente. El problema no era el alemán, sino el humano. Su sed de francés resultó ser sed de lo angelical, de lo no terrestre. En su libro Vergers comenzó a hablar en el lenguaje de los ángeles.
             Ves, es un ángel, lo siento siempre detrás de mi hombro derecho (la derecha no es mi lado). Boris, estoy feliz porque lo último que escuchó de mí fue: Bellevue. Esa es la primera palabra que él ha pronunciado desde allá, mirando la tierra. Pero es indispensable que vengas.
             Marina.

 

Nota:
(Una de las cartas escritas por Marina Tsvietaieva a Boris Pasternak dentro del intenso diálogo literario y humano que mantuvieron ambos).

Marina Tsvietaieva

Marina Tsvietaieva

Marina Tsvietaieva, Rusia, 1892-1941.